UN GATO ANDARIEGO

UN GATO ANDARIEGO

Llego un día al Monaco como a su casa. Se echo en el sofá y empezó a lavarse. Desde entonces todo el hotel, incluyendo el personal, solo existían para su comodidad y para servirle.

De noche salía a cazar ratas y lagartijas. Una vez persiguió a un cochinito – sabrá Dios de donde salio – que paso corriendo y gritando a todo pulmón por la calle del Motel con el gato pisando los talones.

Al abrir el restaurante en la mañana, Madame Chauvin le daba un platito con leche. Después iba a la administración y pedía que le abrieran su cuarto ¡MIAU! Era el cuarto del velador y tenia una cama. Una vez el administrador pensó que la puerta ya estaba abierta y no le hizo caso. Cuando no reacciono a sus repetidos llamados, lo mordió en la pierna! ¡Esto le enseñara a prestar mas atención la próxima vez.!

Ahí dormía en SU cama hasta que le llegaba el sol. Cuando sentia calor y se iba a la oficina ¡MIAU! ¡Abre la puerta! Se subía al escritorio para que Chava lo pasara a su escondite favorito debajo de la caja fuerte. Ahí completaba su siesta matutina.

En la tarde daba una vuelta por sus dominios, se merendaba una lagartija y se regresaba al freso de la oficina. Esta era su hora de jugar. Ágilmente salto al escritorio y - ¡MIAU! -se ponía a jugar con SU goma. Era suya y de nadie mas.De ahí se pasaba a otro cajón y se dormía hasta la noche.

Era muy cariñoso, pero tenia una fobia: Esta eran las mujeres escandalosas, de voces agudas. Y si encima de esto traían las piernas desnudas, lo acababan de sacar de quicio y las mordía con gusto.

Esto fue su perdición. Mordió a varias gringas chillonas y tuvimos que encerrarlo para observación, por eso de la rabia.

Si algo le chocaba más que viejas escandalosas era estar privado de su libertad. Cuando al fin le abrimos la puerta, salio disparado y nunca volvió.