sábado, julio 08, 2006

EL AMOR Y LA GUERRA


En nuestro jardín-selva vivía una iguana muy grande, que le faltaba una pata delantera. La llamábamos “ la Coja”. Tenía su roca favorita donde se asoleaba y su alimento favorito era un arbusto de tulipanes color rosa mexcano. Desde luego había mas iguanas viviendo en nuestra selva sembrada de rocas. Y como nadie las molestaba – estaba estrictamente prohibido cazarlas – se sentían como en su casa.

Pues un día la Coja atrajo la atención de dos machos, un garrobo grande, de cresta dentada, adornada con manchas blancas, lomo azuloso y la panza negra, y otro más joven, completamente negro.

Después de que las cabeceadas obligatorias no surtieron efecto, el garrobo salto sobre el negro y lo agarro por el cuello, sacudiéndolo como perro. La Coja se sentía soñada, allá en su roca, observando el duelo. Cuando el negro pudo zafarse, salio corriendo, perseguido por el garrobo. Pero este se distrajo al pasar por la roca de la Coja, se olvido del rival y se aventó sobre la hembra y la sujeto por el lomo. Esto lo aprovecho el negro para salir de su escondite y también se avento de clavado sobre los dos, mordiéndole la pata a su enemigo.

El garrobo trato de soltarse, pero tuvo que bajar de la Coja para hacerlo y al final quedaron los dos frente a frente, cabeceando, amenazándose con la boca abierta, una boca tan roja que parecía llena de sangre. Eran dos dragones a punto de lanzarse llamas.

La Coja muy coqueta se paseaba entre los dos, meneando la cola, hasta que ya no aguantaron y volvieron sobre la carga.

En un descuido el negro salio corriendo a esconderse tras una roca. El Garrobo se volvió a trepar sobre la Coja y el negro aprovecho su distracción para acercarse furtivamente y morderle la cola. El Garrobo no pudo soltar su amada aunque hubiera querida, porque la muy lisa lo tenia sujetado con las patas traseras! Así que se meneo y lucho por librar su cola, con el resultado que los tres se cayeran, pero sin soltarse. Y sin soltarse con el negro colgado de la cola del otro, se volvieron a subir a la roca.

En esto estaban cuando apareció un gato, atraído por tanto jaleo. Olvidados eran amor, celos y pleitos y a la voz de ¡Sálvese quien pueda! salieron disparados cada uno en otra dirección. Por este día se olvidaron del amor y la guerra.

3 Comments:

At 2:22 p.m., Blogger Sandralucia said...

jajaja que buena historia!! coja ca...nija y coqueta!! jaja
pobres machos, siempre les pasa lo mismo!! caen!

 
At 4:19 a.m., Anonymous Anónimo said...

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At 3:18 p.m., Anonymous Anónimo said...

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